¿Aburrimiento digital?


Cuba se prepara para implementar la TV digital
Que Cuba ahora mismo apueste por la tecnología digital para hacer un revolución televisiva resulta, a mi entender, una estupenda idea. Si lo pensamos con seriedad, la digitalización es un proceso al que nadie escapa en el mundo y, por ende, es un impulso que tarde o temprano debíamos emprender; entendido de otra forma, tener TV digital es algo así como hacerle competencia a la carrera tecnológica global, y no quedarse atrás.

Que esto se incluya por la viabilidad de esa tecnología, más ágil y salvadora de ciertas jugosas cuentas – perjudicadas por cada ciclón que pasa por las torres trasmisoras de nuestro país–, es un vuelco que puede ayudarnos a entender algunas cuestiones: la millonaria inversión abierta desde hace tiempo por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), en conjunto con la empresa Radio Cuba, no es un mero lujo de adinerados en tiempos de carencias.

Que sea, además, un recurso eficaz para el ahorro energético, constituye un punto de incuestionable implementación para los venideros años.

Pues sí, es apetecible la idea de lo moderno, tecnológicamente hablando. Enuncia cierto estudio teórico que la mediación video-tecnológica influye sobremanera en el gusto del televidente; esto quiere decir, más o menos –aunque cierta profesora mía odie cuando vulgarizamos el conocimiento–, que mientras mejor se vea el canal, más usuarios pesca.

Todo eso es muy bonito, deslumbrante. Tres canales más podrán irrumpir en los hogares cubanos tras el alumbrón digital, dicen los especialistas del tema. ¿Más especialidad, diversidad, nacionalidad, será ofertada para 11 millones de televidentes? ¿Se adviene la época de la alta definición de imágenes, del 3D, de la alta calidad visual?

Más bien cuestiono: ¿serán los tiempos venideros idóneos para detallar los mismos aburridos programas de factura nacional?

En cierta página web dice que al ICRT le compete, “además, mayores posibilidades para la creación y tener una producción mucho más ágil y eficiente”, pero no es algo que pueda creerme del todo. Mayor tecnología no implica mejor factura artística de los programas, aunque vamos a ver si reduciendo gastos técnicos se suman los cheques para nuestros tan enfermos dramatizados.

La televisión digital no traerá de vuelta la casi extinta tradición de telenovelas, tan nuestras y mejor hechas por grandes empresas latinoamericanas. Ni El Derecho de nacer, ni Sol de batey, ni Tierra Brava, regresarán clonados en una algún nuevo producto transmitido en impulsos de 0’ y 1’.

Tampoco ayudará a expandir nuestro humor criollo, Dios mío, casi un difunto de nuestras pantallas. Si Vivir del cuento es el programa más visto, como alega el más reciente estudio de ratings, qué podremos dejar para las mínimas propuestas humorísticas de hoy. Una revolución tecnológica no revivirá San Nicolás del peladero, ni en última instancia a Jura decir la verdad.

¿Y los niños, cuando serán reivindicados con novedosas propuestas? ¿Por qué, después de tanto tiempo, un espacio como La sombrilla amarilla no encuentre competencia en lo nacional? ¿Por qué hemos dejado que Diego y Dora pongan en solfa la preferencia de los pequeños por Guaso y Carburo, Chuncha, Elpidio Valdés? No, ni Fernanda, ni PePe, logran equipararse con la genialidad de aquellas realizaciones de los 70’ y 80’.

Nuestra sociedad ha logrado democratizar la televisión, hacerla del pueblo. Hemos visto más educación, nada de comerciales; hemos logrado llevarla hasta el 99 % de los cubanos, y hoy, a las puertas de la era digital, casi al punto de parir una TV más viable y de mayor calidad visual, no existe aun la cura para la crisis de creatividad que infecta, como una epidemia imparable, las oficinas y burós de una turba de realizadores.

Comentarios

  1. el problema es que la revolución digital no la llevamos a las "mentes", y el problema no está, pienso yo, en que Dora se apodere de nuestros niños, el problema está en que las propuestas nacionales no siempre va a suceder como pasa con Día y Noche, malo, manido, aburrido, pero es nuestro vino, y por eso muchos prefieren los policíacos cubanos (buenos, malos, regulares...) ante que CSI, pero no todo el mundo (y en eso los niños son un público muy exigente) le es suficiente el vino nacional porque sea el cubano, hay personas que buscan calidad, novedad, y por qué no, fórmulas que ya han mostrado su éxito, trilladas o no, por eso la digitalización no llega a los cerebros, y cuando llega pero mal, sale SOS Academia.... que eso, ni en 3D me gusta jajaja.... perdona este comentario loco y rega´o un abrazo

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    1. Luis Orlando León Carpio18 de noviembre de 2013, 16:31

      Tienes mucha razón en lo que dices, por eso es mi cuestionamiento en estos momentos, cuando intentamos renovar la calidad visual de nuestra televisión, pero lo artística cae en picada. El problema está en que aun hacemos TV con códigos de las décadas del 60, 70, qué se yo... por ejemplo, S.O.S Academia falla (además de por el pésimo guión, etc) porque ya en el mundo las series no se hacen en un paquete cerrado de capitulos con punto final incluido, en realidad se contruyen en el camino, la historia evoluciona en dependencia del impacto en la sociedad, además de ser escritas por rondas de unos cuantos guionistas que perfilan la historia principal y la aderezan con las historias perifericas, adyacentes... en fin, mucho camino nos queda para llegar a una TV con calidad. un abrazo amigo bloguero, siempre presente aqui en mi bitácora, y yo siempre presente en la tuya.

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