El viejo Evelio (ó El colmo del periodismo)


Lo primero que logró llamarme la atención de Evelio fue su nombre. “Igual que mi abuelo”, dije después de que él mismo se presentara. Me había saludado en un gesto que conllevaba limpiarse la mano en su camisa. “Coño que bien, espero que tu abuelo no haya sido un desastre así como yo” dijo. “No lo conocí, murió antes de yo nacer”, respondí.

De este Evelio no se casi nada. Poco más de conocer que se dedica a vender periódicos en Santa Clara, apenas puedo agregar un par de cosas sobre él. No pasa de 70, aunque a juzgar por su actitud no parece un viejo enfermo. Su semblante es saludable, pero su aspecto personal no. Se nota que viste como puede. Un pantalón con retazos, camisa vieja, sucia. Sucio está él también. Pero siempre exhibe una sonrisa orgullosa de los dientes que le faltan.

“Ya son las 11:00 AM y vendí todos los periódicos ¡Estoy escapao!”, dice cuando se me sienta al lado en un banco. Me mira y se presenta como dije. De momento se sumergió en un monólogo bastante dinámico y persistente. De ahí supe varias historias acerca de las peleas con sus colegas, de los ejemplares que más vendían, de lo que hace la gente en ese pedazo de Cuba que es el parque Leoncio Vidal.

“¿No tienes La calle del medio?” Pregunté yo para decir algo. “No ahora no, pero en el puntico de venta está el último número, si quieres te la compro y mañana cuando vengas me buscas, yo siempre ando por aquí, te la dejo si quieres en el precio original”, dice él mientras llama la atención de un extranjero que se dispone a botar un pomo de agua. Con el dedo le señala que le de el pomo, luego le muestra el pulgar en agradecimiento y justo antes de guardarlo en su bolsa, toma el último sorbo de la botella.

–Solo por curiosidad, ¿cuánto ganas al día por la venta de los periódicos?

–Entre 30 o 40 pesos

–Me parece que es bastante

Me da por pensar. Por acordarme de las Matemáticas. Redondeo los días del mes a 30, los multiplico por los 40 pesos diarios y ¡Voila! Me dio 1200.

–¡Mil doscientos pesos al mes! Eso es enorme…

–Claro, por eso me dedico a esto, hoy ha sido un buen día.

–Mire usted que ironía, yo soy periodista, quien hago los periódicos, o sea, contribuyo a su fabricación, y cuando me gradúe voy a ganar poco más de 300 pesos…

–Pues deje de hacer eso y venga conmigo, que en el estanquillo hay papelitos de estos para todo el mundo.

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