Se acerca el fin de los tiempos... como estudiante


Tomada de Juventud Rebelde
Durante toda la etapa estudiantil universitaria, el inicio del curso significa un desafío para quienes nos preparamos en la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas”. Desafío, u holgazanería veraniega, porque después del ocio desmedido de agosto, la realidad se nos hace de un puro estrés, proveniente no solo de la venidera carga de estudio, sino porque septiembre, por demás, deja poco que desear.

El ciclo se repite cada año: campus demasiado verde (las yerbas nos tapan las piernas), polvo en los pasillos, en las ventanas, dentro de cuartos y hasta en los baños, en las aulas, los laboratorios… en el viento (como si parecieran una lámpara, de esas que al frotarse descubrían a los genios de la mitología medioriental), el comedor aun con ínfimas provisiones y los merenderos cerrados (imaginen el panorama alimenticio), y como novedad para este año, los avatares del estudiantado para con el abasto de agua, que promete ser una gran piedra en el zapato en esta etapa 2013-2014.

Sin embargo, este año cobra un matiz diferente para mí. Cierta dosis de melancolía, tal vez nostalgia, acaso tristeza, me invade estos últimos días de agosto. Lo experimenté por un viaje furtivo hasta mi centro de altos estudios, en un afán recreativo más que preparación para el nuevo curso.

Frente arrugada, quejas, estornudos y hasta cierta dosis de maldiciones, no me permitieron dejar de pensar diferente a los pocos minutos. Recordé mis primeros paseos por el campus declarado monumento nacional por sus valores estéticos y arquitectónicos. Volví a ver la universidad majestuosa, omnipotente como los primeros días, aun cuando los signos de los años se escurren por entre la maleza y la pintura corroída de algunos sitios. Caminé sin dejar rastro de mis pensamientos, con solo con una frase que volvía una y otra vez, y de nuevo me martillaba la cabeza:

¡Coño, estoy en 5to año, en poco más de 10 meses dejaré de ser estudiante!

¿Cómo me puede saber a disgusto este nuevo curso? ¿Por qué dejar que un malhumor empañe las ganas de vivir de un estudiante universitario, tan libre y tenaz como siempre? ¿Alguien puede decirme la manera de adaptarse a ver cada vez menos un aula, compañeros de clase, un profesor, una tiza, una pizarra? ¿Cómo hacerlo, cómo, si ha sido una realidad por más de 15 años? Tengo 23, ha sido, hasta el momento, casi toda mi vida.

Por eso no puedo escribir ahora mismo sin pensar en todos los inicios de curso; en aquel llanto por ver marcharse a mi mamá cuando inicié preescolar, la emoción del primer grado y decir ¡pronto sabré leer!, el cambio de pañoleta en 4to, el de uniforme en 7mo. La primera beca, el IPVCE Eusebio Olivera, y por fin, el periodismo, en la Universidad Central… Definitivamente 20 años nos son nada.

Ya casi soy periodista Pepe, Josefa, Humberto, Idalmis… personas que siempre infieren, no se con que posesión demoníaca: “que bueno que ya terminas ¿en 5to? Al fin, mijito, me alegro por ti”. Pero no, aunque asienta, no me conformo con saber que en un año duplicaré responsabilidades, lucharé contra los bajos salarios, contra la situación de vivienda, contra las relaciones humanas y en fin… contra lo pérfido de este mundo. Estaré lejos de esa urna de cristal que es la universidad, como la definiera una colega.

Cuando este lunes 2 de septiembre cruce el umbral de la facultad una vez más, prometo no recordar los avatares de la beca, prometo olvidar y hasta vivir. No importan las yerbas altas, el polvo en el viento, ni siquiera que se avecine un semestre de estudio agotador o una tesis que anuncie ojeras y caída de pelo… prometo no relegar mi último año como estudiante.

Comentarios

  1. Luiso, la verdad que me conmovio tu escrito, es una realidad que nos golpeara a partir del lunes, espero poder disfrutar de cada momento futuro juntos como buenos amigos. Saludos.

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  2. mira que me lo dijeron y no lo creí hasta que lo viví...!!!!!!! la universidad es única, es un espacio importante de la vida que nada puede llenar, ni las bodas, los hijos, es una etapa que tiene sus inimaginables atractivos. Depende de ti cumplirlos, incluso en quinto ano, que siempre hay tiempo para todo... jajajaja. Y cuando empieces a trabajar, te atacará una nostalgia que te comerá desde adentro, es muy difícil, si dejas atrás amigos de verdad... pero como digo yo, es una puerta más.... y disfruta coño jajaja

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    1. José, pues ya lo estoy intentando, así que tal vez pronto diga mis experiencias de 5to año pronto. Saludos

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  3. ... es verdad, la vida de estudiante es especial, sera lindo recordar todas las penurias de las becas, la cola en los comedores, y yo con casi 60 recuerdo aun la campana para levantarse, la escuela al campo, el plan viandero de manacas, palo bonito en 1970 que de bonito no tenia nada.. pero un dia como hoy amaneci en mi solitaria casa en hialeah recordando mi etapa de adolescente y al poner la radio estaba la cancion de Emmanuel "esa era la vida".. y disfrute mis recuerdos, las ampollas que me hicieron las botas rusas mientras trataba de subir las lomas del escambray para llegar al fin a caballete de casa, campamento del che, lugar donde celebramos nuestra graduacion del 1974 los jovenes de santa clara... recuerdo la primera noche en los caneyes donde la UJC nos hizo una fiesta y al otro dia salimos hacia fomento... hace 18 anos que vivo en estados unidos y he visitado, varios paises incluyendo Canada, Francia, espana, Belgica, Alemania etc y no recuerdo una mejor excursion que esa al escambray... esa es la vida amiguito.. pero cada etapa tiene sus encantos y cada una de ellas hay que vivirla.. un abrazo

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    1. Cuanto me alegra que este post le haya despertado tantas nostalgias, y cuanto me alegra que no sea solo yo quien sienta estas cosas tan lindas por la universidad. me alegra que después de tantas experiencias y aventuras, este rinconcito se le guarde tan bien en el corazón. Muchas gracias por acercarte al blog. Saludos

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