Carlitos Irarragorri morirá en Trinidad

– Nena, lleva a tu niño a la Casa de la Trova. Hay un señor que enseña guitarra y te lo va a encaminar en el mundo de la música – El consejo provino de la mirada profética de la maestra Úrsula cuando aquel jovenzuelo de tez foránea, rubio hasta la coronilla,  regocijaba la calle Alameda, la escuela Pepito Tey y Trinidad entera, en una estampa de melodías procedentes de cuanto objeto cayera en sus manos.

Desde ese entonces la obsesión de Carlitos Irarragorri por combinar sonidos con el tiempo creció en los albores de su existencia. Cercano a esa institución que hoy considera su propio hogar, llegó a nutrirse bajo la égida del pentagrama popular cubano hasta alcanzar por sí mismo una maestría desconcertante: domina casi 10 instrumentos como el piano, la guitarra, el bajo y el Tres, este último de especial apego en el artista.  

Me atrevo a decir que es uno de los artistas más vertiginosos en la historia de la villa, con una perspicacia con la cual ha logrado colarse en los entresijos del mercado mundial, y con resultados cuantiosos. Por eso me doy a la tarea de hurgar en las emociones de quien es considerado un hijo ilustre, para nada ausente, de mi ciudad.

Llego a una casa colonial, por las inmediaciones de la calle Alameda con vista al parque de las tres palmitas – donde encuentra espacio la tradicional Candonga –. Lo encuentro envuelto en la nostalgia que le imprime su Trinidad de Cuba – aun cuando la frecuenta con una condición inmaculada de ciudadano suizo –, y sumido en la cotidianidad usual del obrero asalariado pero presto a encontrar los caminos necesarios para llevarme hasta cada rincón de sus existir.

Ente el bullicio del taladro en la pared, el saludo desmedido de los trinitarios en la acera y la calma aparente de un miércoles al mediodía, Carlitos prefiere acomodar dos sillas del comedor. Entonces resuena con el mismo ritmo de sus canciones la frase a modo de arrancada. –“Dale, enciende la grabadora que estoy listo”.

Recuerda los años en que la juventud lo colmaba de un ímpetu arrasador. Tocó en innumerables agrupaciones locales, acompañado de grandes músicos del patio, hasta que un día decidió constituir su propio proyecto. Al principio lo llamó Patrimonio, un septeto de música tradicional, que con la ayuda del trovador José Ferrer sería rebautizado como Montimar.

“Teníamos un éxito grande. Hablaban de nosotros en todo momento. Como éramos jóvenes, albergábamos esa fuerza y ese espíritu con los que nos servíamos para tomar el son cubano y traerlo a lo contemporáneo. Además, como dice la gente por ahí, entre col y col, lechuga, porque nosotros también incluíamos repertorio para hacer bailar a la gente, y luego mostrábamos la otra parte de la moneda”.

 – Llegado el momento decides que era preciso ascender a otro escalón de tu profesión ¿te consideras un inconforme en materia musical?
 – Siempre, yo nunca estoy conforme con lo que hago. Pienso que esa es la clave, no del éxito, porque no me considero un hombre exitoso, pero sí de estar bien conmigo mismo. Yo no me doy por vencido, e incluso, en épocas en las que uno no crea mucho, trato de refugiarme en las más disimiles influencias. Para mí la música es una sola, no importa de dónde viene, o cual es el género.

– A los 14 años ya dominabas con maestría instrumentos como la guitarra, el piano y otros de percusión menor ¿Crees que la vida te concedió algún don?
– “Sí, definitivamente fue un talento que nació conmigo porque en mi familia no había nadie que se dedicara a la música. Los vecinos del barrio me dicen que cuando yo era niño siempre andaba sacando música con palos y latas, hasta que un día, Julia, la mamá del famoso Enriquito, conocido por los trinitarios como Fufufeya, me regaló una guitarrita.”

Carlitos Irarragorri conoció apenas una formación académica más allá de su ingreso en la escuela de instructores de arte de Santa Clara, luego de sufrir una decepción desastrosa cuando conoce la noticia de la imposibilidad de ingresar en la Escuela Nacional de Arte (ENA), incluso después de alcanzar la máxima calificación en las pruebas de aptitud.  

Trinidad lleva en su espalda un problema regional grande, el fatalismo geográfico. A pesar de todos lostalentos nuestros, con la música a golpe de calle, porque por mucho que digan que existieron buenos profesores realmente la mayor formación aquí viene de la tradición y la intuición musical. Carecemos , por ejemplo, de un conservatorio de música, porque aunque la casa de cultura era un lugar  donde desarrollábamos las habilidades, no teníamos la carga teórica de una academia. Respecto al tema de la ENA,  ya el destino se encargó de llevarnos hasta la música como debe ser”.

 – ¿Cómo estableces el puente entre Trinidad de Cuba y Suiza?
 – Llegué a suiza por el destino, que a veces no puedes violar sus reglas, sus elecciones, y vivo orgulloso de ello. Allí empecé de cero, pero hoy tengo resultados incalculables por ese entonces. Tengo 2 hijos maravillosos y músicos también, y un de ellos, Leandro, excelente pianista de la música latina… y desde allá,  en cualquier lugar que esté, nunca me he alejado deTrinidad de Cuba. Voy con ella todo el día.

– Entonces tuviste oportunidad para intercambiar con artistas de renombre como Celia Cruz ¿viste algunas puertas cerradas o fuiste víctima de las intenciones políticas de algunos?
 – Celia Cruz es una de las grandes estrellas que no se puede olvidar. Para mi existen Celia Cruz y Benny Moré en la historia musical cubana. Mira, en los años de gira mundial con ella nunca se tocó la política. E incluso cuando llegué aquí luego, ya muchos sabían y nunca tuve ningún problema. Yo creo que nuestro lenguaje universal era la música, no había nada más importante.

 Entonces no le interesa la política…
Realmente no. La política es para los políticos. De hecho creo que es una carrera bastante difícil… si ya organizar la vida cotidiana en una familia es duro, imagínate en un país lo que debe hacer un político, y que vean contentos a todos, y la sociedad mejore o empeore.

– ¿Qué cree acerca de los artistas que buscan algunos puntos de fama en la política?
Yo respeto el pensamiento de cada cual. Hay países en que la política se usa un poco más para refugio del triunfo o de popularidad. Pero yo pienso que los verdaderos músicos, artistas de alma, intentan alejarse de esos puntos. Las cosas cambian, eso se ve hoy, por ejemplo, en los  nuevos convenios artísticos con EE.UU.

–Trabajas como arreglista, multi-instrumentista y compositor ¿te consideras músico o artista?
Artista en general. Artista es desde el bailarín, al actor, un pintor y ese arte en toda su extensión, yo lo veo como parte de mi alma. Por supuesto músico soy, esa es mi vida, aunque más que interprete soy arreglista y multi-instrumentista.

–En entrevistas recientes declaraste que el tres era un instrumento indispensable con el cual tienes una buena identificación ¿Pero sabe Carlitos que es considerado uno de los mejores tresistas de Cuba?
Es muy fuerte jejeje. No es la modestia, es que realmente en Cuba hay muy buenos treseros, incluso aquí en Trinidad, como es el caso de Puntilla, Orlando… en fin, muchos, que admiro y de los que me nutro también… yo soy un tresero, quizás con un poco más de armonía en mi cabeza, y con menos rapidez como Pancho Amat u otro..., y en fin sí... toco el tres, pero es muy difícil aceptar ser uno de los buenos, porque !son tantos! que difícilmente me puedo considerar como tal.
  
– En el disco Son-riendo al mundo dedicas un tema a la Calle Alameda, donde esta enclavada la casa donde naciste ¿Cuáles motivos trinitarios le revierten un significado especial, que lo hacen regresar cada año a tu ciudad natal?
Este tema Calle Alameda, hecho a ritmo de danzón, yo lo vi como un carruaje, que anda por las calles trinitarias con su sonido, esta vez deesde la flauta de Alfredito Zerquera. Hubo alguien en España que me dijo: esa canción huele a tierra fresca. Trinidad siempre anda conmigo. Y si te digo algo especial que me motiva, son las piedras.

– ¿Cómo te ves dentro de 30 años?
Me veo tranquilo en Trinidad. Con treinta años tendré 74 así que seré como Armando Lara en la Casa de la Trova…no voy a parar de hacer música mientras la salud me lo  permita.

– ¿Eso quiere decir que terminarás tus días aquí, en la villa donde naciste?
No esperaré a ser tan viejo, ya pretendo intercambiarme entre Trinidad y el mundo. Las cosas cambian. Ahora se está haciendo más fácil hacer una gira y regresar a casa. Mira todas estas últimas noticias sobre las leyes migratorias…

–Carlitos, definiciones finales:
¿La música?
Mi todo. El alma, el oxígeno, el sol, la luna y las estrellas

– ¿Cuba?
Las cuna donde creces y te desarrollas

– ¿Trinidad?
Cerca del mar y del monte

– ¿Músicos trinitarios?
Mis hermanos

– ¿Caritos Irarragorri?
Un trinitario más.

Comentarios

  1. Excelente entrevista , natural, como es el, un lujo y un placer conocer a alguien como el.

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    1. Exactamente Manel, es todo un placer conocerlo, Carlitos es uno de los orgullos de Trinidad, difruté bastante de esta entrevista. Gracias por acercarte a mi blog.

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