Solo un símbolo


Caricatura tomada de Internet
Pago 80 pesos semanales para moverme desde la ciudad donde trabajo hasta la que vivo. Si calculo el mes con cuatro semanas suman 320 pesos de gastos, solo en transporte. Por desgracia la cantidad de semanas varía según el mes y, por desgracia, mi sueldo es de 345 pesos, lo cual corrobora la idea que ha venido a plantarse en los últimos tiempos: en Cuba el salario es algo simbólico.

Simbólico porque la remuneración por el valor de nuestro trabajo dista enormemente de los producido, y por tanto de nuestras necesidades básicas. Hubo temporadas en que el cubano de a pie cobraba menos (apenas unos ciento y tantos pesos al mes), pero eran tiempos en que la economía permitía una vida sin necesidades agregadas como las de terminar de almorzar y ya pensar en la comida. Tiempos en que con apenas unos billetes lograbas comprar algo tan necesario como un televisor.

Por suerte aún tenemos las bondades del gobierno, que sin lugar a dudas nos desahogan un poco ese ímpetu de tener que buscar desesperadamente algo más. Pagamos muy poco por servicios tan necesarios como el agua, la corriente eléctrica y el gas. Otros recursos, como la canasta básica del mes (con la muy polémica libreta), todavía ofrecen una vía de escape a quienes más apretado tienen el bolsillo.

Es consabido que nuestro país estrena nuevas formas de trabajo mejor remunerados, que el nivel de vida crece a la par de los precios y las necesidades básicas, pero nuestra sociedad apuesta por la igualdad de condiciones y merece ser señalada por las visibles diferencias que continúan marcándose entre el sector de la divisa y la moneda nacional, las cuales contribuyen a la reivindicar la verdad de Perogrullo contada a voces desde hace más de 20 años: la pirámide social continua invertida.

La vida de la juventud hoy no puede pensarse sin valores agradados. Satisfacer las necesidades de un joven profesional es más complicado ahora. Ya caduca eso de terminar los estudios e ir a cumplir con el país a cualquier lugar. Mejor uno resuelve donde está mejor. Y no basta con vestir, hay que hacerlo bien. No basta con llamar, hay que tener Smartphone. También hay que emigrar a otras provincias, y pagar alquiler, y salir a discotecas –Por cierto, la recreación cubana de hoy es prácticamente un lujo de adinerados.

Por eso, cuando recién te gradúas en una universidad y tienes que lidiar con responsabilidades de trabajo a cambio de un bajo, bajísimo estipendio, no puedes sentir otra cosa que frustración. A la larga te quedan dos cosas. Una: recordar que vives en un país donde por suerte se ensalza el trabajo profesional y te permiten vivir tu sueño al menos los primeros años. Dos: que tienes unos padres consagrados que te prometen la ayuda económica por tiempo indefinido.

Después, te quedan algunas opciones. O emigrar de sector laboral o irte del país. Algunos apuestan irremediablemente por lo segundo, pero esa es otra historia para este blog. Por el momento hay que vivir el mes pagando transporte con solo 345 pesos y la ayuda de los padres. Y recordar, claro está, que esos 345 pesos son solo un símbolo (o un recuerdo de tiempos pasados cuando todo era más sencillo).

Comentarios

  1. muy buen comentario! Solo agregar que no podemos albergar grandes esperanzas porque como se dijo en el VII congreso del partido: "un aumento salarial ocasionaria una inflacion". El fantasma del miedo nos persigue. El cuento del huevo o la gallina. Salario-productividad? Asi que lo mejor pienso es buscar un mejor salario en otro lugar!

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    1. En realidad creo que no debemos de criticar este flagelo de nuestra sociedad, por que en la crítica está el crecimiento. Ir a buscar a otro sitio lo que corresponde encontrar aquí, es otro estigma que hay que romper.Gracias por comentar!

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  2. Pues con ese símbolo seguiremos a cuestas durante dos años, Luis. Luego, el símbolo aumentará en pocos pesos su monto total, pero su significación no sobrepasará las lides espirituales. Qué remedio y qué trauma el nuestro!!! Saludos desde la Isla nustra de cada día.

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    1. Lo peor de todo resulta el tiempo indefinido que tiene que pasar para que esa categoría de la que hablamos, deje de ser un símbolo. Mientras, inventemos...

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