El llanto de la Ermita de la Popa


Desde casi cualquier sitio de Trinidad, el visitante advierte una edificación peculiar que parece cuidar con ansia de madre a la ciudad desde lo alto de una colina. Allí, en la loma de la Vigía, donde acaba el barrio la Popa, la Ermita de igual nombre llora el olvido de los habitantes de esta tierra. Aun más por estos días, tiempos de celebración en honor a sus santos patrones, La Candelaria y San Blas, tradición exclusiva de la zona que ha quedado varada en el tiempo.

Cuando uno sube la calle Desengaño, bien arriba hasta acabarse la ciudad y percibir el olor a monte, se encuentra con una pendiente repleta de mala hierba, tierra por doquier, casas humildes. En la cima están las ruinas de la iglesia, templo más antiguo de la ciudad, hoy sumido en un huracán de albañilería porque justo a su lado crece un hotel 5 estrellas. Desde allí, dicen, existe una vista hermosa de sus contornos, del mar y las montañas en armoniosa relación con la villa.

Pero en ese lugar agreste hubo una vez el esplendor de los tiempos de la colonia, cuando casi todo por allí se resumía a la vida religiosa, y que el célebre barón Alejandro de Humbolt definió como “sitio célebre de Romería”. Donde hoy aparecen rocas antes hubo una escalinata a modo de recibidor, con rústicos adornos que invitaban a pasar. Por aquel entonces, cuando el almanaque marcaba el día 2 y 3 de febrero, la comunidad se sumergía en jocosas fiestas en homenaje a sus santos.

“Todo el barrio (…) andaba de fiesta, se adornaban las casas con palmas y ramajes, se decoraba la calzada con faroles y, por las noches, se quemaban barriles llenos de paja, a manera de luminarias, permaneciendo mucha gente en vela”, refiere el antiguo historiador de la ciudad Francisco Marín Villafuerte en el libro Historia de Trinidad.

A La Candelaria pedían la buena salud de la familia, sobre todo los niños, quienes iban del brazo de sus madres con la certeza de encontrar en la divinidad la dicha de crecer sanos porque, creían, aquella santa habitaba entre las cuevas cercanas. Solo bastaban las velas encendidas.

Al otro día una feria de cordones de estambre, tejidos a mano por las mujeres del pueblo, daba un toque especial a la celebración en honor a San Blas, santo patrón de un poblado cercano, que encontraba en estas festividades un aliciente especial. Un poco de agua bendita bajo el crucifijo del sacerdote y aquellos collares iban a parar a infinidad de cuellos en espera de sanar las gargantas enfermas de la gente.

La tradición de estas festividades no se remonta solo a la antigüedad de esta ciudad al centro sur de Cuba. Yo mismo recuerdo usar aquellos cordones en mi niñez, dispuesto a poner a prueba su magia y exponer mi salud ante cualquier aguacero. Pero nunca, ni aun en mi etapa más temprana, logré visualizar las grandes ferias alegóricas a la fecha, donde un pueblo se aprestaba, más que a defender un dogma, a vivir tradiciones únicas.

Por eso hoy la iglesia, o mejor dicho, las ruinas, lloran enardecidamente. La gente de por acá poco recuerda de aquellas alegrías, ni siquiera detienen el paso para percibir los dolores de una edificación a la que el tiempo le arrebata casi toda su esencia. De aquellas tradiciones solo quedan fiestas pueblerinas en los asentamientos de Condado y Caracusey, y algunos todavía se reúnen con el cura del pueblo para tomar los cordoncitos.

Poco menos de una fachada con grietas permanece de la iglesia, y aun, desde cualquier sitio de la ciudad, el visitante puede observarla cuidar a Trinidad con ansia de madre, todavía con la esperanza de que un día aquellas tradiciones revivan el jolgorio de un pueblo fiel a sus tradiciones.

Comentarios

  1. EN LO UNICO QUE ESTOY EN DESACUERDO ES EN QUE "LLORA EL OLVIDO DE LOS HABITANTES" CREO QUE LLORA LA DESIDIA D EMUCHOS, NO SOLAMENTE LOS HABITANTES!!!!

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    1. Puede ser, es que Trinidad encanta, y enamora a los que la visitan... será por el agua de San Juan de Letrán, dicen...

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  2. Es una lástima que en Trinidad todavía existan historias como esta, que se haya perdido la tradición o dejen deteriorarse un sitio histórico.

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    1. lo más malo es que la iglesia se haya seguido perdiendo, hace solo un par de años no estaba deteriorada, conozco de una estudiante de arquitectura que hizo en su tesis de graduación un proyecto de restauración brillante, pero no tengo idea si logrará concretarse...

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  3. Es lamentable , tan lindo se ve la puesta del sol desde alli , seria bueno q el obispo de la diocesis visitara este lugar y la iglesia tambien le diera el valor patrimonial que esta Iglesia tiene .

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    1. Es una de las vistas más hermosas que tiene Trinidad, esa de la Loma de la Vigía, es espectacular estar allí al atardecer...

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  4. Cada vez que voy a Trinidad, me llego a la iglesia de la Popa, debo confesar que no soy creyente, pero es como una visita obligada, como quien visita a una madre, con esa obligación que dicta el corazón. Las última vez fue tan triste verla mutilada que me hice el firme propósito de no regresar. No sé si al final lo cumpliré, pero creo que eso no me quitará el pesar de ver desaparecer una de nuestras reliquias. Espero que el proyecto del hotel incluya la reconstrucción de la fachada, al menos.
    Creo que todo el que ama la ciudad llora esta pérdida, Luis Orlando. Esperemos que la amen también aquellos que pueden cambiar su destino.

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    1. Reitero que conozco de un proyecto de restauración de la Iglesia por parte de una arquitecta que hizo su tesis de eso, para graduarse en la universidad Central, pero no depende de ella, no obstante no pierdas esa ilusión de llegarte hasta allí y ver la hermosa vista de trinidad cuando atardece... quien sabe y cuando levanten en hotel 5 estrellas, reaparezca de otra forma la imagen de la iglesia...

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    2. Sí, Luis Orlando, leí esa parte, pero me refería al proyecto de la construcción del hotel. Supongo que incluya la restauración de la fachada de la iglesia, al menos.
      Si al final no cumplo mi promesa, y regreso a visitar la iglesia, será sólo por ella. El paisaje, bello sin dudas, puedo disfrutarlo igualmente desde otros puntos altos de la ciudad.
      Espero no haberte molestado por decir que no soy creyente.
      Saludos.

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    3. No que va, incapaz de molestarme porque me digas que no eres creyente, me tendría que molestar con mucha gnte. No no es eso, solo te alentaba a que no te decepcionaras demasiado, a que aun con la iglesia así, no pierdas la gracia de disfrutar del panorama de la Popa... Saludos, agradezco siempre tus comentarios.

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