Yutones, esas emperatrices en decadencia
Caricatura: Martirena |
Sí, nuestras emperatrices asiáticas: las Yutón. Tan cómodas, al principio. Tan enigmáticas y tan preferidas, están condenadas —¡las pobres!— a ver pasar el tiempo sin que vislumbren sustitutas en su siempre largo camino al andar.
Era el 2005. Estaban nuevecitas. Llegaron y no había un camión que no les pitara. Un no sé qué convirtió en buen augurio, por primera vez, la cercanía de una presencia china en las espaldas. ¡Qué fórmula! Claro, la única. Y tanta fue su fama en territorio cubano que no hubo habitante de esta isla que no sucumbiera a sus encantos.
Pudo avanzar en medio de caminos que destilaban coches, almendrones, polaquitos, rastras y antiquísimas Girones (tan longevas estas últimas que hasta dicen, no me crean, que supieron reencarnarse en un tipo de autobús llamado Diana). Pero llegó la Yutón y mandó a parar… la bajada de precios. Sí, porque de la noche a la mañana se duplicó el costo del asiento que ofertaba esa empresa a la que llamaban —casi un eufemismo— Astro.
Guaguas cinco estrellas. Y el guajiro que se vio delante no pudo creer que eso no costaba en divisa. Y cuando entró hasta el pasillo sintió la necesidad de abrigarse en agosto. Y si tuvo ganas de hacer pipí, un baño. Y si tuvo necesidad de soñar, asiento reclinable. Y de paso se echó completa la película de Chuck Norris que sus amigos, los conductores, le tenían preparada especialmente para él…
Pero en el 2015 la cosa es otra. Todavía vagan, eso sí, de un lugar a otro… pero como viejas reinas en decadencia, casi en espera de que algún viejo tractor se “meta” con ellas… Algunas, desafiantes del tiempo, parecen nuevas. Mas, uno pasos adentro, y hay que aceptar que los años pasan.
El churrecito aquí, las manchas por acá. Da igual. Ya, ¡ni sombra! de lo que eran. Y no es para menos. Bastante resuelven. ¿Y no hay para más? Se preguntan demasiados que, como yo, se les ponen los pelos de punta de solo pensar qué sería de esta Cuba en un futuro sin yutones. Aunque, seamos sinceros, una Yutón mejor es posible.
¿Yutón o no Yutón? Ese es el problema (Era casi imprescindible eso de que apareciera aquí una alusión a Skapespeare o a Monterroso o algo por el estilo. De esas frases vivimos. Frases igualitas a las yutones que no significan nada, o lo significan todo. Las frases recurrentes de que están llenos nuestros periódicos).
Pero las pobres, de tanto rodar, han desarrollado sus propias manías. Por eso, algunas, crían insectos. Los pueden observar en los asientos, sobre todos los traseros. ¡Qué lindos!. Cuando menos te lo esperas, ellos te saltan desde alguna de esas cortinas como estampadas de todo desecho humano.
¡Ah, el tiempo, el implacable! Y el guajiro que se ve hoy frente al cristal de la guagua dice que menos mal que esto no cuesta en divisa. Y cuando entra hasta el pasillo debe limpiarse el sudor que le corre por la cara. Y si tiene ganas de hacer pipí, aguanta hasta que llegue. Y si tiene necesidad de soñar, se reclinó roto el asiento. Y el televisor es un viejo recuerdo de novela que ahora se sustituye por un interminable concierto de Marco Antonio Solís.
¡Ay, las yutones! Nuestras reinas de la autopista nacional que se están poniendo viejas. Nuestras emperatrices asiáticas… Tan cómodas, al principio. Tan enigmáticas y tan preferidas… miran pasar el tiempo sin sustitutas en el camino (dicen que vienen 40 nuevas, pero no son suficientes). Y el camino les dice que, de todas formas, aún son ellas las que mandan. Y lo seguirán siendo. Por el momento, de eso no hay duda…
simpatico, el post y la caricatura...
ResponderEliminarY que me dicen de los choferes de yutones...
ResponderEliminarDe los choferes de Yutones de puedo decir esto: http://laspiedrasdelheraldo.blogspot.com/2015/02/el-imperio-del-chofer.html
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