Ínfulas de poeta
“La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que
apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe o el aliento,
es más necesaria a los pueblos que la industria misma (…)”
José Martí
La Madrugada fría de aquel
diciembre de 2007 no podía más sino condenarme a un paseo noctámbulo, por los
entresijos de la bruma campestre de Planta Cantú (campismo ubicado en las
inmediaciones de la carretera Sancti Spiritus-Trinidad). La estancia había
prometido un aburrimiento considerable y ya todo el tumulto del 12mo grado de
IPVCE yacía en sus camas. Yo, después de vagar solo como buscando un motivo a
mis pensamientos, logré divisar una figura tenue por entre las sombras de los
árboles.
-Jessica, son 3 de la mañana
¿qué haces aquí tan sola? –Pregunté con curiosidad algo infantil.
- No tengo sueño Luis. - Dijo
ella mientras hacía malabares para esconder la mirada.
Entonces me percaté de las
lágrimas que había logrado guardar por la cercanía de mis pasos, y, aunque ya
bastante me pesaban los párpados, me detuve un rato porque creía prudente
aliviar aquella pena desconocida.
¡Ah, cuál fue mi sorpresa! La compañía
resultó interesante, desenfada, interminable. Hablamos de lo humano y lo divino,
de ella, de mí, de nosotros y su necesidad inaccesible de encontrar un abrazo.
La noche terminó con un beso cuando ya veíamos acercarse las primeras luces de
la aurora.
Pasó el tiempo. Después de
varios meses de incertidumbre, un 11 de febrero decidimos probar qué podía
salir de aquel calor nacido entre “los tormentos de la noche”. Y como eran
vísperas de San Valentín, no se me ocurrió mejor regalo que acudir a los
designios de Erato.
Un 14 de febrero, hace al menos
7 años, plasmé entre papeles estos versos:
“Donde te encontré”
Te
encontré sentada donde acaba el mundo,
Sobre
una roca pulida y al lado de un roble viejo;
Te
encontré donde comienzan los besos
Y
termina una historia,
Donde
también existe el amor
Y
otras tantas cosas como esa.
Te
encontré allí, sin darme cuenta,
Porque
al paso de los minutos
Apareciste
sonriendo
Para
hacerme entender que te había encontrado.
Te
encontré, sí,
Y
me presento ante ti como un extraño,
De
nosotros depende que el río fluya hacia el mar
Y
que los peces vuelvan a ser peces.
De
nosotros depende que la montaña quiera ser conquistada
Y
que el alpinista vuelva con vida.
Te
encontré dormida en una escalera,
Al
compás del tormento de la noche,
Te
puse una manta que cubría tus sentimientos
Y
me hice el poeta
Para
escribirte en un viejo papel,
Mis
corazonadas,
Mis
antojos de hombre sufrido
Y
mis ridículas ganas de besar que ahora me están matando.
Te
encontré buscándome…
Y
me encontraste mejor de lo que imaginaba;
No
te preocupes por el fin de las historias
Están
hechas para cuando terminen,
En
su lugar nazcan otras.
Ahora ella tal vez no encuentre
las mismas razones para agradecerme el haberla encontrado “buscándome”. Según
dicen, no agrada de la persona en que me he convertido. Igual recuerdo los días
cuando mis ínfulas de poeta lograban premiarle sus páginas en blanco. Todavía
conservo estos versos, y otros, rellenos de amor púber, que descansan en un
Word bastante viejo, todavía con el sonido de los grillos y la luz de la luna
entre las rendijas de un columpio.
Luiso, de verdad me gustó mucho tu post, sé que es algo bien personal, y es bien lindo que hayas escogido este día para compartirlo a tus amistades, al mundo. Claro k las historias estás hechas para que cuando terminen, en su lugar nazcan otras, aunque a veces queremos k algunas nunca lleguen a su fín. Muchas felicidades en este día!!!
ResponderEliminarJavier
Javi, gracias, me alegro que me comentaras jeje. Bueno nada solo espero que no sea la última vez, y sí, es personal, pero a veces uno pasa por cosas que son bonitas, y es mejor compartirlas. Un abrazo
EliminarLuis Orlando.. gracias por regarlos tus infulas de poeticas, linda cronica y todos hemos tenido un amor que se va, otro que llega y uno que encontramos mientras otros se retrasan. Con tus pasajes me has hecho recordar anecdotas que hoy se miran con cierta nostalgia, porque los años te imponen una rutina que no va quedando tiempo para deambular en noches tormentosas. Un abrazo y sigue compartiendo tus lindas experiencias. @lagiraldilla33
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, en realidad es ese mi propósito con este blog, darle motivos la gente para que reflexione, recuerde y vean sus pensamientos reflejados en otros. Solo espero verte más seguido por aquí y ver tus comentarios reflejados en mi pagina, aunque no sepa a ciencia cierta tu identidad. Saludos
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